“Niños, para hoy quiero que hagáis 10 sumas y 5 multiplicaciones del cuaderno de matemáticas, aprendáis la poesía que hemos leído y dibujéis el mapa de Vizcaya con la ría y todo. Ah, y al que no haga los deberes le ponemos estas maravillosas orejas de burro para que todos nos podamos reír de él.”
Al día siguiente, uno de los niños va sin tener los deberes hechos. No le vale justificarse con aquello de que el lápiz se le rompió y no tenía sacapuntas, que confundió Vizcaya con Navarra o que el perro se comió el cuaderno de matemáticas. Todos los demás niños han hecho los deberes. Si ninguno los hubiera hecho no habría orejas de burro suficientes para todos. Pero los han hecho. Así que las malditas orejas son para él.
Ese niño, vestido de rojiblanco, trata de justificar la derrota por que alguien le ha comido el cuaderno a base de expulsiones y goles ilegales. Un 2-1 en el Reyno de Navarra, nos deja con la misma nota, un cero. Vale que tengamos el derecho al pataleo, pero no debemos quedarnos sólo con esto, las orejas de burro nos las han colgado esta semana gracias a que la mayor parte de los equipos contrarios han hecho sus deberes.
A partir de ahora, por lo menos tenemos que hacer los deberes de matemáticas, es decir, sumar puntos. De esta forma podremos salir de una vez por todas al patio a jugar y olvidar estas orejas de burro que tanta gracia hacen a los compañeros.
El sábado, esperamos al Deportivo de la Coruña. Hace unos años que no les ganamos en La Catedral, así que no se nos va a olvidar antes, durante y después del partido, hacer nuestros deberes gritando: ¡Aupa Athletic!
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