Cuando se realizaron los sorteos para la Copa del Rey todos vimos que el camino, al menos hasta las semifinales estaba bastante claro, sin enfrentamientos con los gallos de la categoría. Sin embargo, la Copa es esa competición de la que el más pequeño puede apear al más grande y, como todos los años, algún ejemplo hemos tenido.
Hace ya cuatro años, cuando en el banquillo se sentaba Valverde, que no llegamos tan lejos en el torneo que tanto significa para los aficionados del Athletic. En este intervalo se ha sufrido lo indecible y las cabezas se han centrado más en mantener la categoría que en otra cosa.
Ayer, recurriendo, como en tantos partidos esta temporada, a la capacidad de reacción del equipo, se venció en el Molinón. En menos de medio minuto la cosa se puso cuesta arriba, pero el equipo no se deshizo y antes del descanso el empate y la clara posibilidad de clasificarse se presentaron. Empezó la segunda parte y se consiguió un segundo gol que puso las cosas muy difíciles para el equipo de casa.
Parece que la apuesta que Caparrós dejó ver el fin de semana pasado ha dado sus resultados. Una derrota en liga a cambio de llegar a semifinales en Copa es un cambio más que favorable.
Seguimos adelante, el siguiente paso se decide esta noche en Sevilla. Se ha llegado lejos y seguro que Joaquín sigue apostando por este torneo que tanto significa para nosotros, merece la pena.
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