Hoy me han comentado que debería hacer una clasificación de los vinos que voy comentando en este blog. Cualquiera que disfrute del vino como lo hacemos Mi Cuadrilla y yo comprende que lo de la clasificación está cercano a lo imposible. Cada vino tiene su personalidad y unas características que lo diferencia de cualquier otro, si no es así, no tendría que aparecer en ninguna lista, por lo menos redactada por mí.
Hoy voy a presentar dos vinos que he probado este fin de semana. Se trata de un vino blanco de Rueda (Solar de la Vega Vendimia Seleccionada 2006) y un tinto de la zona media de Navarra (Guerinda Crianza 2004)
Solar de la Vega Vendimia Seleccionada 2006
Poco se suele poder decir de un vino que viene incluido dentro de esos lotes de Navidad que entregan la empresa. Sin embargo, dando una vuelta por el botellero localicé una botella de vino de Rueda que nos habían añadido a las clásicas viandas navideñas.
Solar de la Vega Vendimia Seleccionada 2006 es un vino que cumple estrictamente con los mínimos exigidos a los blancos de su D.O. En lugar de ser el clásico 100% Verdejo que nos podría dejar sin sentido, se trata de un Viura-Verdejo con todas las de la ley.
Encontramos un vino amarillo pajizo transparente, con algún reflejo verdoso casi imperceptible. Algo de carbónico sorprende al principio, pero desaparece rápido. En nariz, es casi inmediata la entrada de cítricos, limón y mandarina sobre cualquier otro aroma. Muy poco del recuerdo a Verdejo en el retrogusto. En boca se trata de un vino fresco, agradable, de trago largo. Acompañó perfectamente el plato de pasta que teníamos para comer.
No se trata de un vino con el que presumir ante las visitas, pero se deja beber muy bien y se puede disfrutar si no se tienen prejuicios.
Guerinda Crianza 2004
En nuestra visita a Bodegas Máximo Abete compramos dos botellas de Guerinda Crianza 2004. Mencionaba que se trata de un vino monovarietal de garnacha de viñas viejas. Fallo y rectificación. Esta garnacha negra de viñas viejas está ensamblada con tempranillo y merlot. Más que nada para que no haya confusiones.
Se trata de un vino de capa alta, con lágrima fina y oscura, de un granate intenso y reflejos rubí. En nariz, lo primero que se puede sospechar es que el roble de las barricas en que se ha criado este vino es de origen americano, porque las vainillas saltan de la copa. Cuando este primer impacto a pasado, empiezan a notarse aromas torrefactos y, un poco escondida, manzana muy madura que hace que se espere algo intenso en boca. De entrada en boca es algo duro, astringente, aunque se trata de un efecto de corta duración. Un vino con cuerpo y redondo. Una copa lo mismo puede acompañar un pincho un domingo por la mañana que un asado.
Vino interesante para los que gusten de caldos intensos.
lunes, 18 de febrero de 2008
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2 comentarios:
Me sorprende el carbónico en el Rueda, siendo un 2006. Pero cosas más raras nos hemos encontrado en la viña del Señor.
Saludos.
Más me sorprendió a mí. Dejándolo reposar desaparece y deja un color transparente agradable. En boca es casi imperceptible.
De todas formas, en algún viura (no de Rueda), recuerdo haber apreciado lo mismo. A ver si soy yo y no el vino...
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