viernes, 15 de febrero de 2008

La chispa del riesgo

Una de las cosas que más nos gusta a Mi Cuadrilla y a mí es salir a dar una vuelta un día por la tarde de lunes a jueves. Somos un poco peculiares, ya que no hay mucha gente de nuestra edad que lo haga. Algo dicen que tiene que ver con lo achuchada que se ha puesto la vida con las hipotecas y eso.

Ayer, como no, también salimos. Pero en esta ocasión, en lugar de volver a casa después del tercer vino, decidimos visitar a nuestros amigos de la Casa del Preboste. Para mí, uno de los mejores sitios donde comer pizza en España y parte del extranjero. Además, cuentan con un asador a la brasa donde preparan una deliciosa carne que se puede degustar a diario (excepto los martes, que es cuando descansan).

Teníamos ganas de cenar algo de carne a la brasa, y qué mejor que acompañar esta carne con un buen vino de Olite. Decidimos ir sobre seguro y pedimos un vino de Bodegas Ochoa, una de las bodegas de más prestigio de este maravilloso pueblo donde vivimos.

El vino elegido fue un clásico: Crianza Tempranillo Ochoa 2004. Javier Ochoa ha conseguido con su Tempranillo una uniformidad que hace que elegir este vino de garantías año tras año. Se trata de un vino de capa alta, rojo granate con tonos de picota madura. En nariz, lo primero que destaca es la fruta, intensa, que deja paso a regaliz y algún picante. El paso de boca es agradable, con taninos pero no demasiados, persistente. Un entrecot a la brasa no lo mata sino que acrecienta la untuosidad que tanto se agradece en algunos vinos.

Ahora sólo un comentario más sobre este vino. La seguridad de que siempre va a estar bueno le resta diversión. Le falta la chispa del riesgo. Afortunadamente, la familia Ochoa tiene escondidos otros secretos que pueden compensar esto con creces.



Ahora, el comentario previo para el partido del domingo. Espero que Joaquín Caparrós nos guarde alguna sorpresita y vaya a por el partido. Parece que ya tienen bien guardada la parcela defensiva, el Athletic es uno de los equipos menos goleados de la liga. Nos hace falta ver cómo los jugadores se divierten. Si lo hacen dentro del campo, no tendrán la necesidad de divertirse fuera. Para perder, por lo menos con una sonrisa.

¡Aupa Athletic!

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