Una semana he tardado en hablar sobre el partido que jugó el Athletic frente al Espanyol. La razón principal para ello es que, ni vi el partido en condiciones, ni le presté especial atención. El partido fue, en definitiva, malo de solemnidad. De esos partidos prescindibles en la temporada que es mejor ni empezar a verlos. El que marcó, ganó. Punto. Ahora ni me acuerdo de si hubo polémica arbitral... vamos, que el año que viene no será un partido de los que recuerde. Esto es todo lo que puedo decir después del partido de la semana pasada. Ah, bueno, no sé por qué, pero se notaron ciertas ausencias en la zaga y el centro del campo, de principio y gracias a las autolesionas. Mejor ni lamentarse.
Hoy va a ser un día diferente. Si el partido es malo, pero el Athletic gana, ni tan mal. El Athletic se enfrenta contra el colista, que lo es con todos los merecimientos, para qué negarlo. Si quiere pretender algo esta temporada, lo único positivo sería la victoria. Además, San Mamés tiene que imponerse ante un equipo que jamás lo ha visitado: flores para Pichichi.
A las cinco de la tarde, como las antiguas corridas de toros cuando no había luz artificial, empezará este enfrentamiento en el que tenemos algo que ganar, pero todavía más que perder. Desde Olite, a esa hora, como a cualquier otra, gritaremos: ¡Aupa Athletic!