Eso es, llevamos cinco partidos seguidos sin perder. A falta de 8 partidos para que termine la temporada, hemos llegado a la misma cifra que el año pasado. De todas formas, seguro que no es suficiente. Habrá que dar la talla contra el Espanyol para conseguir la tranquilidad definitiva, que todavía nos pueden dar un susto.
El domingo vimos el partido con la tranquilidad que da tener que ganar fuera de casa. En un campo difícil (¡He mandado a la armada a luchar contra hombres, no contra los elementos!) el Athletic se enfrentó a un equipo que no tenía más remedio que contar con los tres puntos para huir del pozo. Y casi los consiguen.
En el enésimo corner lanzado con precisión y ayudado por el viento, Amorebieta se encargó de hacer el trabajo que deberían haber hecho los rivales. Mala suerte, pero al menos no nos hemos marcado tantos en propia puerta como la temporada pasada. Armando poco pudo hacer.
Pero todavía se podía ganar, había muchos minutos por delante. Muchos y, gracias a la tranquilidad antes mencionada, no demasiado largos. De todas formas, en el minuto 75 ya estábamos sacando los papeles para firmar el empate, porque se hacía muy difícil la victoria. Todo el centro del campo cambiado (¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que Yeste no es un medio centro defensivo? Casi le da algo encogiendo las piernas en una de las ocasiones más claras que tuvo el Recreativo) entrando primero Garmendia, por un Orbaiz lesionado, y luego Muñoz, por Yeste fuera de sitio. Aquí viene lo bueno, lo que hace a un equipo vivir en la zona tranquila de la tabla. Muñoz, pese a no contar casi nunca con minutos, hizo la mejor jugada del Athletic. No es que fuera una maravilla técnica, pero demostró garra, que es lo que siempre se ha pretendido que tenga. Dio un balón que Aduriz, con su clásico regate del búfalo (tiro el balón y yo voy detrás, a ver qué pasa) supo meter en la portería. Quien diga que esto fue suerte, miente, ya que hemos visto hacer cosas así al delantero de San Sebastián en más ocasiones.
En definitiva, un punto y ya vamos cuarenta. A cinco puntos de Europa y a siete mas el gol average del descenso. Vaya, parece ser que esta temporada no sufriremos tanto. Tal vez nos toque disfrutar un poco. De todas formas digo lo de siempre: ¡Aupa Athletic!
En otro orden de cosas, y también teniendo en cuenta el título del post de hoy, fueron más de 5 seguidos los vinos jóvenes de 2007 que catamos el viernes en Cella Vinarium en Pamplona. Por variedad y calidad, a destacar los blancos presentados, de ellos nos llevamos para casa un chardonay de Navarra, otro de Cariñena (sí de Cariñena, diferente estilo y algo sospechoso de no ser sólo charndoay) y un verdejo, cómo no, de Rueda. Con los rosados no nos paramos demasiado y de los tintos a destacar el Mencía del Bierzo presentado y uno de La Mancha del que tenemos en casa dos botellas para catar con más atención.
En esto no queda la cosa, porque al menos 5 fueron también los vinos degustados el resto del fin de semana, que para algo venía la familia: bodegas Ayerra, Ochoa, Piedemonte, Máximo Abete y Nekeas completan el catálogo de vinos con los que nuestros invitados y nosotros mismos disfrutamos en las diferentes comidas y paseos por Olite.
martes, 1 de abril de 2008
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2 comentarios:
Me sorprende tu cita de Cella Vinarium. Seguro que nos conocimos o coincidimos y ni nos dimos cuenta.
Otra vez será.
Saludos.
Guarda,
No debería sorprenderte tanto esta cita, ya que fuiste tú quien me comentó este evento. Por si acaso, ya me he hecho socio, que hay otras muchas cosas que apreciar.
Estuvimos mi mujer (Mi Cuadrilla y yo, destacamos bastante porque los dos disfrutamos del vino por igual, y yo soy de los que habla hasta con las piedras, así que es posible que nos conociéramos.
Un saludo
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